Las estrellas supergigantes rojas representan una amenaza inminente de explosión. Estas estrellas se encuentran en la fase final de su vida, hinchadas y rojas mientras experimentan la fusión de elementos más pesados en un intento desesperado por resistir el colapso. Sin embargo, la fuerza de la gravedad finalmente prevalecerá, causando el colapso del núcleo de la supergigante roja e iniciando un evento de supernova. Aunque estamos seguros de que sucederá, el momento de la explosión ha sido un misterio hasta hace poco.
Betelgeuse, una supergigante roja ubicada en la constelación de Orión, es la más conocida de su tipo. Tiene una masa de alrededor de 18 soles y está a unos 550 años luz de distancia. Cuando finalmente explote, se volverá brevemente más brillante que la Luna. A pesar de esto, se ha especulado mucho sobre la explosión de Betelgeuse, como si ocurrirá durante nuestra vida o si ya ocurrió. Desafortunadamente, los astrónomos no han podido dar una respuesta definitiva. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que podemos recibir una advertencia varios meses antes de que explote Betelgeuse.
Hay dos modelos principales para las supernovas supergigantes rojas, los cuales sugieren que la estrella debería oscurecerse significativamente antes de su explosión final, pero en diferentes escalas de tiempo. De acuerdo con el modelo de superviento, las intensas reacciones de fusión que ocurren al final de la vida de una estrella desencadenan un fuerte viento estelar. Este viento expulsa gradualmente las capas exteriores de la estrella durante varias décadas, creando una capa circunestelar de gas frío que hace que la estrella parezca muy tenue. Por el contrario, el modelo de estallido rápido predice un período mucho más corto de menos de un año, durante el cual la estrella puede desprenderse de más de una décima parte de su masa solar. Esto haría que la estrella se atenuara por un factor de 100 en los últimos meses de su vida.
El estudio examinó las observaciones previas a la supernova de supergigantes rojas, que son raras ya que la mayoría de las supernovas solo se observan después de la explosión. Desde 1999 hasta 2017, solo hubo alrededor de una docena de casos en los que se observó una supergigante roja antes de su explosión. En todos estos casos, el brillo de la estrella se mantuvo relativamente constante en los años previos a la supernova, descartando el modelo de superviento y sugiriendo que las supergigantes rojas deberían atenuarse significativamente antes de explotar. El oscurecimiento de Betelgeuse, visto mientras arrojaba una nube de gas en 2019, no estaba al nivel que indicaría una explosión inminente.
Debido al número limitado de observaciones previas a la supernova de supergigantes rojas, aún no hemos sido testigos de un oscurecimiento rápido antes de la explosión. Sin embargo, con el lanzamiento de más estudios del cielo a largo plazo en el futuro, esto puede cambiar. Dada la extensa investigación sobre Betelgeuse, es posible que nuestra supergigante roja vecina sea la primera estrella en darnos una alerta roja por una supernova.
